Por Rafael Pedraza Díaz
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La solución vendrá del manejo de los venezolanos de lo desconocido |
En los años 60, mi
querido tío Luis Alberto tenía una serie televisiva de culto: La Dimensión
Desconocida. Cada semana se
transmitía un capítulo donde algún terror desconocido alimentaba la psicosis
del televidente. Encontré en
Wikipedia el guión de la voz en
off del intro , el cual acompañaba
unas imágenes burdas de ruido y una distorsión del vertical de la imagen.
"Nada le
está sucediendo a su televisor. No intente ajustar la imagen. Ahora nosotros
controlamos la transmisión. Controlamos el horizontal y el vertical. Podemos
invadirle con mil canales, o hacer que una imagen llegue con la claridad del
cristal, y aún más. Podemos hacer que usted vea cualquier cosa que nuestra
imaginación conciba. Durante la próxima hora controlaremos todo lo que vea y
escuche. Está a punto de experimentar el vértigo del misterio que se expande
desde lo más profundo de su mente hasta más allá de la imaginación."
En aquella época,
quizás, la hegemonía comunicacional era algo más sencilla, aunque la ingenuidad
de algunos ante la TV sigue siendo la misma. Pero ese no es el tema de hoy. Si
no el obligado manejo de lo desconocido que enfrenta el venezolano de a pie o
motorizado de hoy. No sabe si debe
salir, pues no sabe si habrá paso, si habrá clase, si habrá materia prima para
trabajar, si habrá gasolina en la estación de servicio cercana, si habrá transporte público, si habrá
marcha obligatoria o de conciencia, entre muchas otras variables de la
incertidumbre cotidiana.
El primer peldaño
de la pirámide Maslow ahora es de todos. La verdad es que pocos saben que van a
comer hoy o en los días siguientes, pues a pesar de contar con dinero
inorgánico en los bolsillos, no saben cuántos artículos van a encontrar o cuál
será su precio; cuál tendrá que dejar, pues la plata no le alcanzará; en cuáles
recintos necesitará una tarjeta de abastecimiento; en cuáles una persona en
uniforme le dirá qué puede llevar; no sabe si tendrá que forcejear por el papel o la leche o cuantos
sitios habrá de visitar antes de completar lo necesario.
La inseguridad también pertenece a la
dimensión desconocida, pues no se sabe si se va a volver a casa luego del ejercicio en bicicleta, de las
vacaciones en familia o del trabajo diario. Sin embargo, hay que reconocer que esta dimensión es
más conocida por la gente que habita los barrios venezolanos, pues la violencia
los asecha desde que salen la puerta de sus casas y los elimina por cientos al
mes, ante la indiferencia gubernamental, que , por cierto, recientemente ha probado fehacientemente
que sí tiene una maquinaria represiva extensa y equipada, pero es igualmente
conspicuo que prefiere ejercer la violencia institucional en contra de los que
protestan por la inseguridad que en contra de quienes la provocan.
Habiendo dicho
todo lo anterior, quizás sí existe una certidumbre que está creciendo
rápidamente, y es que la mayoría
se está dando cuenta de que el gobierno es el responsable de la situación. Ojo, no hablamos de
culpabilidad (aunque no lo estamos exonerando tampoco), sino que es rampante su
incapacidad de responder democráticamente ante los problemas existentes y sus
responsabilidades de Estado.
Pero volviendo a la dimensión desconocida venezolana,
quizás lo más preocupante es no
saber de dónde podría venir una solución a todas estas incertidumbres, pues las
conocidas parecen no tener las cualidades ni el impacto deseado. La solución no se puede esperar
del gobierno, pues no se sabe
quien gobierna realmente, y quien lo esté haciendo ha demostrado que no tiene
capacidad de lidiar con todo el país. Difícilmente venga de la oposición, pues
no se sabe quiénes son sus verdaderos líderes o si existe alguno que hoy en día represente los sentimientos
de la mayoría (que incluye a muchos chavistas). Tampoco vendrá de las instituciones,
ya que son consideradas sumisas al poder ejecutivo. Dudosamente pueda venir del
área militar, pues no se sabe si hay FAB institucionalistas o si todas son
partidistas. Por otra parte, las elecciones no dirimen la
legitimidad del gobierno. Los gobiernos opositores son derrocados en procesos
sumarios. La vocería de gran parte
del pueblo está secuestrada por el
gobierno. No hay medios libres que hagan un necesario contrapeso. En fin,
definitivamente, solo sabemos que sabemos muy poco.
La solución, pues,
vendrá del manejo de los venezolanos de lo desconocido, de la innovación, del
cambio de paradigma en el liderazgo, pues la polarización, las elecciones, las
protestas, la violencia, nos están llevando a un punto de estancamiento
peligroso o a uno de climax, pues parece una falla teutónica acumulando energía
para explotar en algún momento y de alguna manera. El manejo de lo
desconocido implica cambiar el pensamiento y conseguir nuevas conexiones entre
todos los venezolanos, pues consideramos que es en el fenómeno y proceso de la
inteligencia colectiva donde encontraremos nuevos supuestos y novedosas
perspectivas, porque las que tenemos ahora no nos llevan a un re-encuentro como
Nación. Si el gobierno y el resto
de la población seguimos haciendo lo mismo, el resultado seguirá el mismo que
hasta ahora: permanecer en la dimensión desconocida.