lunes, 7 de abril de 2014

El manejo de la dimensión desconocida

Por Rafael Pedraza Díaz

La solución vendrá del manejo de los venezolanos de lo desconocido
En los años 60, mi querido tío Luis Alberto tenía una serie televisiva de culto: La Dimensión Desconocida.  Cada semana se transmitía un capítulo donde algún terror desconocido alimentaba la psicosis del televidente.  Encontré en Wikipedia  el guión de la voz en off del intro , el cual acompañaba unas imágenes burdas de ruido y una distorsión del vertical de la imagen.

"Nada le está sucediendo a su televisor. No intente ajustar la imagen. Ahora nosotros controlamos la transmisión. Controlamos el horizontal y el vertical. Podemos invadirle con mil canales, o hacer que una imagen llegue con la claridad del cristal, y aún más. Podemos hacer que usted vea cualquier cosa que nuestra imaginación conciba. Durante la próxima hora controlaremos todo lo que vea y escuche. Está a punto de experimentar el vértigo del misterio que se expande desde lo más profundo de su mente hasta más allá de la imaginación."

En aquella época, quizás, la hegemonía comunicacional era algo más sencilla, aunque la ingenuidad de algunos ante la TV sigue siendo la misma. Pero ese no es el tema de hoy. Si no el obligado manejo de lo desconocido que enfrenta el venezolano de a pie o motorizado de hoy. No sabe si debe salir, pues no sabe si habrá paso, si habrá clase, si habrá materia prima para trabajar, si habrá gasolina en la estación de servicio cercana,  si habrá transporte público, si habrá marcha obligatoria o de conciencia, entre muchas otras variables de la incertidumbre cotidiana.

El primer peldaño de la pirámide Maslow ahora es de todos. La verdad es que pocos saben que van a comer hoy o en los días siguientes, pues a pesar de contar con dinero inorgánico en los bolsillos, no saben cuántos artículos van a encontrar o cuál será su precio; cuál tendrá que dejar, pues la plata no le alcanzará; en cuáles recintos necesitará una tarjeta de abastecimiento; en cuáles una persona en uniforme le dirá qué puede llevar; no sabe si tendrá que forcejear  por el papel o la leche o cuantos sitios habrá de visitar antes de completar lo necesario.

La inseguridad también pertenece a la dimensión desconocida, pues no se sabe si se  va a volver a casa luego del ejercicio en bicicleta, de las vacaciones en familia o del trabajo diario. Sin embargo,  hay que reconocer que esta dimensión es más conocida por la gente que habita los barrios venezolanos, pues la violencia los asecha desde que salen la puerta de sus casas y los elimina por cientos al mes, ante la indiferencia gubernamental, que , por cierto,  recientemente ha probado fehacientemente que sí tiene una maquinaria represiva extensa y equipada, pero es igualmente conspicuo que prefiere ejercer la violencia institucional en contra de los que protestan por la inseguridad que en contra de quienes la provocan.

Habiendo dicho todo lo anterior, quizás sí existe una certidumbre que está creciendo rápidamente, y  es que la mayoría se está dando cuenta de que el gobierno  es el responsable de la situación. Ojo, no hablamos de culpabilidad (aunque no lo estamos exonerando tampoco), sino que es rampante su incapacidad de responder democráticamente ante los problemas existentes y sus responsabilidades de Estado. 
Pero volviendo a  la dimensión desconocida venezolana, quizás lo más preocupante  es no saber de dónde podría venir una solución a todas estas incertidumbres, pues las conocidas parecen no tener las cualidades ni el impacto deseado.  La solución no se puede esperar del  gobierno, pues no se sabe quien gobierna realmente, y quien lo esté haciendo ha demostrado que no tiene capacidad de lidiar con todo el país. Difícilmente venga de la oposición, pues no se sabe quiénes son sus verdaderos líderes  o si existe alguno que hoy en día represente los sentimientos de la mayoría (que incluye a muchos chavistas). Tampoco vendrá de las instituciones, ya que son consideradas sumisas al poder ejecutivo. Dudosamente pueda venir del área militar, pues no se sabe si hay FAB institucionalistas o si todas son partidistas. Por  otra parte,  las elecciones no dirimen la legitimidad del gobierno. Los gobiernos opositores son derrocados en procesos sumarios.  La vocería de gran parte del  pueblo está secuestrada por el gobierno. No hay medios libres que hagan un necesario contrapeso. En fin, definitivamente, solo sabemos que sabemos muy poco.

La solución, pues, vendrá del manejo de los venezolanos de lo desconocido, de la innovación, del cambio de paradigma en el liderazgo, pues la polarización, las elecciones, las protestas, la violencia, nos están llevando a un punto de estancamiento peligroso o a uno de climax, pues parece una falla teutónica acumulando energía para explotar en algún momento y de alguna manera. El manejo de lo desconocido implica cambiar el pensamiento y conseguir nuevas conexiones entre todos los venezolanos, pues consideramos que es en el fenómeno y proceso de la inteligencia colectiva donde encontraremos nuevos supuestos y novedosas perspectivas, porque las que tenemos ahora no nos llevan a un re-encuentro como Nación.  Si el gobierno y el resto de la población seguimos haciendo lo mismo, el resultado seguirá el mismo que hasta ahora: permanecer en la dimensión desconocida.

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